Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Cuando Esteban Ascencio, me convidó su Cuaderno de espiral azul, luego de leer los primeros capítulos, en lo primero que pensé fue en el territorio tan ajeno que se ha convertido mi infancia. Y siendo honesta admito lo bien que me hizo recordar, y le dije que la lectura abrió unas heridas, y que cerró otras. Me descubrí en algunos personajes. No sé cuál haya sido el propósito del autor, pero sin duda no fue este, al menos creo que no buscó llevarme hasta donde llegué; sin embargo, más de uno que escudriñe en los misterios de la pasión, estando o no de acuerdo conmigo, se vera inevitable en el espejo de los ayeres.