Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
A las grandes cartografías de la historia de nuestro cine, hechas a partir de los años sesenta del siglo pasado por Emilio García Riera, Aurelio de los Reyes, Jorge Ayala Blanco y otros investigadores, han seguido el trazo en detalle de los campos delineados en ellas. Desde los años noventa, un amplio grupo de investigadores, ubicados casi todos en centros educativos o archivos públicos, emprendió aproximaciones a personas, temas o periodos específicos del cine mexicano, desde perspectivas diversas y a fin de cuentas complementarias.