Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El título de este libro de José Luis Rivas no solamente evoca a aquella transitoria frontera donde confluyen ríos y mares, sino también a una poética que -como las aguas que allí reúnen sus destinos paralelos- reinventa la palabra en cada una de sus desembocaduras. El ensayista y crítico Adolfo Castañón vislumbra así la vastedad de este lugar poético que no aadmite las precisiones de la cartografía: "Si en lo conceptual la poesía de José Luis Rivas se cumple como un diálogo incesante entre idioma y paisaje, lengua y tierra, enla trama argumental subyacente se consuma como un diálogo del cuerpo con el amor, coloquio del amor con sus sombras, del cuerpo y de su doble. Duelo amoroso con la sombra, justa de los cuerpos en la luz, los poemas de José Luis Rivas exaltan y miniaturizan una misteriosa historia, dan espacio o voz al ubicuo sacrificio. El poeta avanza enmascarado en la sigilosa compañía de una palabra que progresa desnuda: Estuario."