Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
C.B. Waite encontró en México su tierra prometida; su peregrinar desde Ohio y luego por California, tuvo en México la conclusión del largo itinerario que esperaba muchos de los personajes aventureros de su tiempo. Su vida en este país se vio enriquecida por grandes proezas personales, por satisfacciones, placeres, gozos y desdichas que conformaron su épica personal. Su labor como recabador de información lo sitúa en la tarea primordial, en su tiempo, de descubrir y replantar con nuevos ojos los esquemas hasta entonces conocidos.