Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los seres de carne putrefacta y una brea negra que sale de las heridas abiertas, los que ya no viven, pero tampoco están muertos, ésos a los que llaman los carcomidos, son los que están acabando con el pueblo entero. Allí viven Cristina, Esteban y Arturo, quienes sobrevivieron a esta epidemia después de que sus padres murieran, pues esta enfermedad, por alguna razón, no afecta a los niños ni a los adolescentes. Para colmo, un día desaparece Natalia, la hermana de Cristina, sin dejar rastro alguno. Con el tiempo, el aislamiento del pueblo, la comida que escasea y los ataques cada vez más frecuentes de los carcomidos obligan a los tres amigos a tomar la difícil decisión de quedarse a resistir en su hogar o emprender la huida a la isla un lugar del que se rumora, puede ser un refugio para los sobrevivientes de la carcoma.