Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Tierna, lúcida y ambiciosa, Desoriental explora los conflictos culturales de las segundas generaciones de aquellos que emigraron a Europa. Por las noches, Kimia pincha rock alternativo. Durante el día, sigue un tratamiento de inseminación artificial para poder tener un hijo con su novia Anna. Kimia, nacida en Teherán en 1971, se exilió a Francia con su familia, y para poder disfrutar de su libertad, mantuvo las distancias con su cultura de origen. Sin embargo, mientras espera en el hospital, yendo de consulta en consulta, los recuerdos del pasado la invaden. Desoriental revela, a través de estos recuerdos dispersos de su protagonista Kimia, la historia de la familia Sadr; desde sus ancestros del norte de Persia, hasta sus propios padres, luchadores eternos contra los sucesivos regímenes políticos que les toca vivir; primero, el del Shah y después el de Jomeini, causante de su huida definitiva de Irán. Por desgracia, la Francia a la que huyen poco tiene que ver con la idealizada versión que se habían imaginado. En una Francia chauvinista y racista, parece que la única salida posible para Kimiâ es su propia desorientalización