Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Siempre al borde de la ironía o la parodia, pero también al filo inquisitivo de las cosas --las diez mil cosas celebradas con acentos melancólicos y firmes--, el rito que Eduardo Hurtado consuma en este hermoso libro de poemas arranca y desemboca en el sustancioso claroscuro de la mirada. Una mirada que busca eludir la gravedad de lo mayúsculo y que, por lo tanto tampoco es reductible: mirada horizontal y penetrante que sabe hallar asombros en la emoción y el escrutinio.Las diez mil cosas señala el punto de inflexión de un ciclo que se inicia con los libros más recientes de Eduardo Hurtado, Ciudad sin puertas y Puntos de mira, títulos que ya se anotan entre lo más destacado de la poesía mexicana actual. En los poemas de Hurtado asoma la hospitalaria vocación de convidar sin reticencias al lector a la hora de emprender la minuciosa exploración del mundo, su fugacidad, su secreta permanencia, sus crisis. A contraflujo de la estética dominante, esta poesía evita, las grandes palabras "fijas, inmutables, incoloras" que nos hacen tan infelices.