Inmersos en el mundo líquido, dos cuerpos experimentan múltiples maneras de amar. Ceremonia de sal y agua, ¿qué enigmático placer se gesta en el espacio submarino? Imágenes humedecidas de erotismo nos hacen vivir la metamorfosis de dos seres que se transforman en pájaros y mariposas; en pulpo, mantarrayas y salmones, o en sirenas, focas y libélulas; en ángeles y palabras.Diversidad de formas adquieren relevancia. La pareja hace del mar su lecho. Ahí de disfruta el momento, ahí quedan plasmados los instantes - aunque ni puedan atraparse- ahí el péndulo permanece.Bajo el agua es una obra sugerente en la que Ethel Krauze va cincelando esculturas en la transparencia del océano; ellas perdurarán erguidas en la intemporalidad de este escenario.Agua y tiempo sin inseparables, como los dos cuerpos que se entrelazan en el poema, o como los versos pareados que pueblan estas páginas. El agua, como núcleo sensitivo, testimonia el ritual donde el amor oficia en cada gota, en cada estancia rítmica de este canto único.