El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
El mundo lo usa como termómetro; el tiempo, como pedernal donde grabar su paso sin contemplaciones. Él mismo se manifiesta con voces o gritos; con danza o con temblor. Preso de un minimalismo implacable, se mofa de la pretendida coreografía clásica, despertando la risa o la compasión. Mirado a través de luz estelar es vacío, metáfora del hoyo oscuro donde todo confluye y muere.