Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Este volumen está dedicado al examen de un siglo en el que se produce una profunda crisis en la historia de la música europea. Los elementos de continuidad con el pasado se interfieren y superponen con novedades radicales. Se extinguen tradiciones musicales muy antiguas y se crean otras (que responden a funciones sociales diferentes) al tiempo que se producen multitud de episodios efímeros, aunque significativamente vinculados con los acontecimientos ideológicos e históricos del siglo. El madrigal polifónico alcanza con Monverdi un grado de sofisticación artística semejante al de la poesía conceptual de Marino antes de ceder su puesto a la nueva estructura concertante de la composición musical. Mientras la Iglesia de la Contrarreforma, a mitad de camino entre la música litúrgica y prácticas de devoción, tiene que enfrentarse con multitud de estilos heterogéneos, la música alemana alcanza, gracias al luterano Schütz, una madurez artística que tendrá un tardío y magnifico reflejo en las figuras de Lully Purcell. Por último, a mediados de siglo se asiste a la propagación, sorprendentemente rápida y tenaz (en Italia primero y más tarde, bajo formas diversas, en toda Europa) de una novedad de incalculable alcance artístico e histórico: el teatro de ópera.