La imagen del escritor ha variado considerablemente a lo largo de la historia. Sin embargo, el escritor y el poeta han sido siempre sujetos favorecidos de los retratos escultórioca, pictóricos y fotográficos. ¿Qué relación existe entre la imagen pública de un hombre y su obra? ¿Qué ha significado en diferentes épocas ser escritor y cómo se han representado su condición y su valor? ¿Cómo cambia la fama -"mal veloz como ningún otro", escribió Virgilio- el aspecto de un poeta?A partir de éstas y otras preguntas afines, El salón de los espejos encontrados ofrece al lector una galería de escritores. Aquí veremos a Verlaine posando artificiosamente para vender mejor su retrato, a William Blake censurando a Dante Alighieri al momento de dinujarlo, y a Paul Valéry tramando con el fotógrafo Henri Cartier Bresson el más grande retrato simbolista. Posan también para estas páginas Esopo, Lo-Po, Platón y sus discípulos, John Donne, Mallarmé, E.E. Cummings y Martín Luis Guzmán, entre otros. Como grandes espejos que se colocaran frente a frente , los retratos de estos escritores se miran uno en el otro, reflejados en una sucesión de espacios que ahondan hacia otros mundos posibles.