Después de provocar su despido de la empresa Müller, Judith está dispuesta a alejarse para siempre
de Eric Zimmerman. Para ello y para reconducir su vida decide refugiarse en casa de su padre, en
Jerez.
Atormentado por su marcha, Eric le sigue el rastro. El deseo continúa latente entre ambos y las
fantasías sexuales están más vivas que nunca, pero esta vez es Judith quien impone sus
condiciones, que él acepta por el amor que le profesa.