Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
La espalda habría de parece extraña, inexplorada, como un paraje recién descubierto, como una franja de la realidad que nunca visitamos.
Como si fuéramos ciegos a un color y de pronto un artista pintara todos sus cuadros con el mismo, insospechado tubo de óleo -un poco a la manera de Yves Klein- el tubo de la oscuridad, el pigmento del lado oculto de las cosas.