El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Érase una vez un príncipe y una princesa que se enamoraron y vivieron felices para siempre, pero el desenlace pudo ser de otras maneras.
¿Qué hubiera sucedido si el príncipe le temiera al peligro? ¿O si la bruja fuera amiga de la princesa?
El destino teje muchos caminos, e imaginar lo que no fue puede llevarnos por travesías inesperadas.