Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El objeto de análisis de la presente entrega académica representa todo un acierto. Difícilmente podremos dudar que la experiencia jurídica contemporánea tenga precedentes de los derechos humanos, dada la irrupción en ella si bien contamos con antecedentes que localizan una praxis jurídica que acoge las exigencias prácticas vinculadas con tales derechos, nunca como en el presente vivimos su influencia.
Con gran tino, el autor identifica una serie de dilemas que giran en torno a la preeminencia normativa cuando el respeto de los derechos humanos está en juego a qué norma deberemos atender para hacer respetar tales derechos, la relación que se estrecha entre derecho interno e internacional en materia de derechos humanos podría supner una merma en la posición y función otorgadas a la Constitución
Éstas y otras inquietudes de igual importancia son contestadas por José Luis Béjar, quien nos ofrece respuestas plausibles a los dilemas planteados, al mismo tiempo que nos invita a la reflexión seria sobre los mejores mecanismos para exigir el cumplimiento de los derechos humanos. La profunda mirada crítica que Béjar Fonseca surge, sin duda, de la sabiduría del jurista, con amplia experiencia y habituado a la aproximación filosófica.