Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Dos jóvenes anatomistas presentan ante la Academia de las Ciencias una investigación sobre la organización de los moluscos. En ella se quiere mostrar la analogía existente en la composición orgánica entre vertebrados y moluscos. Etienne Geoffroy Saint-Hilaire, comisionado a presentar un reporte sobre los resultados de la investigación, encuentra allí una prueba más en favor de su tesis sobre la unidad de composición orgánica en los tipos animales. Georges Cuvier, científico eminente, la desaprueba la considera un atentado a los principios fundamentales de la anatomía comparada, y un descrédito a sus propias investigaciones en la materia.